jueves, 4 de abril de 2013

¿Eres feliz?

Como una máquina de escribir su tarjeta golpeaba la mesa. Con un ritmo rápido, solo paraba para deslizar la tarjeta a modo de escoba. Le daba caladas al cigarro como si sus pulmones no funcionaran como los de cualquier persona. Como si no necesitara oxígeno, como si fuera el humo del cigarro el que le mantenía en vida.
Calada, golpeteo, deslizamiento, mirada. Calada, golpeteo, deslizamiento, mirada.
—¿Eres feliz? —En aquel momento yo miraba el juego de su tarjeta. Aquella pregunta llegó a mis oídos con un golpe.
—¿Cómo? ¡Eh!… Sí. Supongo. —Le di un trago al vaso que tenía en frente. En aquel momento ni siquiera paré a saborearlo y no supe que era. Hoy tampoco sabría decir que era. Pero aquella pregunta había absorbido todo mi yo. ‘¿Eres feliz?’ —Bueno, primero deberíamos definir qué es la felicidad ¿No? Si te fijas la felicidad es diversa. Quiero decir, el miedo es casi universal. Tenemos miedos heredados de nuestros ancestros. Como a la oscuridad. Pero en cambio hay quien defiende que la felicidad no se puede (o no debería) encontrarse en el consumismo. Pero hay gente que lo encuentra y llega a un grado de felicidad igual que quien para a mirar una flor.
El tipo empezó a dividirlo en dos, pero le hice un gesto de que ya estaba servido. Me miraba y abría la boca. Noté que su cerebro iba tan rápido que sus palabras chocaban y había un caos en la carretera de segunda de su cerebro.  Sin duda quería que siguiera.
—Sigue, por favor. —Volvió a unir las dos líneas.
—No sé… Quizá como dijo Epicuro la felicidad se encuentra en la ausencia de dolor. Por eso la felicidad puede ser tan diversa, como jodidos pueden estar las personas. Y como dijo Platón la felicidad es esa sensación de plenitud, paz y serenidad que nos llena de alegría el interior, y nos permite disfrutar de la vida,  que parece ser una quimera inalcanzable para la mayoría de la gente. Así pues, puede que la felicidad sea ese largo camino en busca de la ausencia de dolor. La felicidad no existe, existe la búsqueda de la felicidad. Así que sí, soy feliz.
El tipo agachó la cabeza y con un movimiento rápido hizo desaparecer su trabajo de la mesa. Tumbó la cabeza y se quedó mirando el techo. Tras una calada al cigarro se volvió a  dirigir a mí, sin dejar de mirar el techo.
—Sé feliz, hijo de puta.

1 comentario:

  1. La felicidad se mide en los momentos que nos dejan sin aliento...como este por ejemplo...

    Te espero en mi blog...

    Un abrazo

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