lunes, 28 de marzo de 2011

Quítatelo.

Mantener los ojos abiertos el máximo de tiempo posible y tener la sensación de que en cada parpadeo te estás perdiendo algún tipo de sensación. Un ojo. Un labio y parte de la mejilla. La nariz. Dos labios secos como las cuerdas de un antiguo ring, donde viejos luchadores dejan paso en la actualidad a dos húmedas lenguas. Sus pechos. Mi lengua dibujando una húmeda línea hasta su ombligo. Sus ojos. Su ombligo.
-Quítatelo.
Placer en un polígono donde las mañanas están repletas de personas que desean acabar. ¡Qué ironía!
Un momento que deseas grabar en tu mente.
-Sí, joder sí.
Un momento de excitación, placer y humedad. Mantener los ojos abiertos, para que algo se quede en las entrañas de la mente. Algo de ese momento.

jueves, 24 de marzo de 2011

De vuelta.

Un grito corta la noche como lo hace un cutter en las penas del yonqui. Aún así sigo en la azotea del frente mirando tu ventana. Te veo la cabeza asomando por el sofá, mientras mueves el brazo continuamente. Me excita la idea más idónea, pero la lógica me dice que estás comiendo palomitas. Poca gente busca gemidos viendo a los hermanos Marx. Sé que buscas reír ¿y quién no lo busca en esta ciudad?
'Hijo mío, la felicidad está hecha de pequeñas cosas: Un pequeño yate, una pequeña mansión, una pequeña fortuna…'
Quizá Groucho acaba de decir esta frase o quizá otra, pero nunca lo sabré. Desde esta azotea sólo veo tu espalda. Podría lanzar algo contra tu ventana con la esperanza de ver tus ojos, no de frente, pero sería lo más cerca de mirarte a los ojos.
He vuelto a esta ciudad, como otros tantos viajeros antes, pero al contrario que ellos no vuelvo más valiente, ni más fuerte, ni con más experiencia, ni más sabio... sólo más viejo.

sábado, 19 de marzo de 2011

Sudando te digo adiós.

Hoy he escrito un adiós en mi lengua. Te lo llevarás contigo tras un último baile de tu lengua sobre la mía. Fuma tranquila el último cigarro que nos fumaremos a medías. Tápate con la manta, no quiero acordarme nunca más de tu espalda sudada. Miro tu ropa interior en el suelo por última vez. Tápate con la manta y no te des la vuelta. No quiero recordarte soñando cara a cara. No hace falta que me devuelvas el adiós, podría convertirse en un hasta mañana. Ahora te miro y recuerdo la primera vez que sudamos juntos. Tapate con la manta, no cojas frío, no podría evitar mirarte los pezones. Hoy he escrito un adiós en mi lengua. Fuma tranquila. Tapate mientras miro tu ropa interior en el suelo de mi habitación. Adiós.

domingo, 13 de marzo de 2011

Sólo ida.

El problema de cambiar de ciudad no es lo que dejas atrás. El verdadero problema es no dejar nada detrás. La amarga sensación que recorre tu garganta antes de pronunciar: 'Sólo ida.' a la taquillera del tren. El problema no es irte, es volver y que nadie te espere. El problema de irte es darte cuenta que no hubo, ni habrá nadie.
Cuando cambio de ciudad debería sentir un vacío. Pero es la misma sensación que cuando llevo un tiempo en ella.
Es posible que con tanto cambio en realidad espere un: 'No te vayas.' O quizá me voy para no tener que oírlo.

lunes, 7 de marzo de 2011

Rompiendo el sueño.

Suena el puto móvil. Odio ponerle la melodía de una canción que me gusta, porque acaba convirtiendose en una que odiaré. Odio las llamadas, nunca es nadie interesante. Además desde hace 4 meses sólo me llaman para pillar.
Las 6 de la mañana, pero ¡qué coño!
-¿Sí?
-¡Ey! Siento llamar a estas horas, pero es que vamos a una fiesta ahora en la playa. Esto está de puta madre. Estabamos en una fiesta en un chalet a las afueras y ahora siguen en la playa. Total, que queremos saber si tienes algo. Ya sabes para aguantar. Sé que no son horas... -Por la velocidad de sus palabras se podría decir que ya tiene suficiente.
-Calma. Nos vemos en media hora.
Empecé en esto para ganarme un sobre sueldo. Cuando me despidieron se convirtió en mi único sueldo. Debería plantearme sobre la moralidad de lo que hago. El hecho de que quizá esta madrugada alguien muera de sobredosis con algo que le haya vendido. Pero lo dejo para cuando vuelva, por ahora voy a lavarme la cara y darle lo que me han pedido.

domingo, 6 de marzo de 2011

Tu mirada tras el humo.

De las cenizas parte corriendo por los hilos de tabaco, chocando con el papel, rozando con mis dientes y acabando en mis pulmones. Tras escapar de éstos dejando una nube en mi cabeza y un vacío en mi mente, doy un trago de cerveza. Cuando vuelvo a tener la lengua húmeda miro hacía la luna. Tantos años estando en el cielo y la miro como si fuera la primera vez que la veo. Medía sonrisa se dibuja en mi cara. No sé el motivo pero siempre sonrío cuando la miro. No penséis que soy un tipo tierno que lee poesía, pero digo y hago este tipo de cosas cuando me coloco. Entonces como si me hubiera transportado por el espacio-tiempo me doy cuenta de que estoy en la playa junto a mis colegas.
Hace rato que estoy colocado y bastante ausente de lo que me rodea, pero hoy no iba salir. He acabado en la playa, sin modo de volverme hasta que ellos quieran. Así que colocarme y pensar en mis cosas es mi única opción.
Por lo visto han convencido a un grupo de chicas para juntarse con nosotros. No sé cuanto rato llevan con nosotros. Sus ojos. No sé cuanto lleva mirándome, pero no quiero que deje de hacerlo. Tampoco habla, así que seguramente esté en la misma condición que yo. Ella no quería salir tampoco. Risas, jóvenes. Drogas, noche. Playa. Pero sólo la miro a ella, esperando que con la mirada sepa lo que quiero.
Podría decirle que deseo que nos apartásemos de todos, que nos comamos la boca, que me deje pasear mi lengua por todo su cuerpo, que me meta la mano en los pantalones y busque mi placer. Con placer me refiero a mi polla. Total que le haría cosas que no sabría ni describir. Pero le doy otra calada a mi cigarro y le sigo mirando.