domingo, 31 de marzo de 2013

Oasis.

Toda la noche sin ropa y mucho tiempo entre tú y yo.
Pero antes vimos bailar nuestras sombras al ritmo de las velas, mientras dos tés se enfriaban en la mesa. Besos y ganas de incendiar nuestro oasis de paz y tranquilidad.
Me dejé llevar por tu mirada y acabé cerca de tu cintura.
Sin tregua a la felicidad.

miércoles, 27 de marzo de 2013

Al sur.

¿Por qué al sur?
Porque siempre acabo en el sur. Mi mano en tu sur. Mi carretera en el sur.
Que me dan la bienvenida los olivos y el olor a aceite. Tierras peinadas.
Que siempre hago el trato de volver. Acabo por hacerlo antes de olvidar porqué el sur.

sábado, 23 de marzo de 2013

Artistas.

Soy el payaso al que no le arrancas una carcajada, la puta que llora de alegría, el vaso de cerveza que sólo tiene espuma. Un incendio en medio del desierto, un grito que no sonsigue eco.
El astronauta que no tiene el léxico suficiente para describir lo que vio.
Aún me paro a escuchar lo que los artista nos quieren contar.

martes, 12 de marzo de 2013

Somos.

Somos el conjunto de moléculas regeneradas de seres muertos. Fueron; Y ya no son.

Somos nada.

Miro al cielo, mientras fumo pensando si habrá vida en otros planetas. No me doy cuenta de que tengo los pies fríos de tenerlos descalzos en el balcón.

¿Qué somos? ¿Y, desde cuándo?

lunes, 4 de marzo de 2013

Pijamas de piel de gallina.

Salivas bailando al ritmo del humo de una cachimba. Se oye 'Gemidos' en la radio, cuando mis dedos logran encontrar la emisora. Risas y moqueos cuando mi cabeza, cabecita, no logra detener la salida de los payasos de circo que escapan de mi boca. En la habitación que huele a placer durante todo el fin de semana. En la habitación donde los cuadros se mueven al ritmo de los golpes de la palestina que permanece tendida en el exterior. Golpes inocentes con aspiraciones de ser grandes placeres. Pijamas de piel, pieles de gallina. En la habitación donde las salivas paran de bailar dejando oír un adiós que suena a 'necesito verte de nuevo'.

viernes, 1 de marzo de 2013

Reir tarde.

Me preguntaste si podías pasar. Te dije que claro, que el problema es que quizá luego no querrías irte. Dos cafés y tres cachimbas después nos habíamos resumido los últimos dos años. Te reías y pensé que tampoco lo habría hecho tan mal. Me preguntaste si bailábamos. Bailar en mi salón nunca había sido una opción. Te reías y pensé que tampoco lo habría hecho tan mal. Nos despedimos y me dijiste que a veces era tan tonto como quién enciende la luz para poder ver la oscuridad. Debía ser verdad porque lo entendí tres semanas más tarde.