Dos sacos de huesos.
Yo con la piel sucia de garabatos, la tuya limpia y clara.
Tu lengua tan sucia, que me excita.
Tengo mi puntito canalla y me vuelvo medio guarro.
Tú guarra y media.
Cuando me pongo guarro entero, tú no me paras.
Mis barbas mojadas de decir todas las palabras que me sé a tu entrepierna.
Bicha, me pides que ahora te las diga a la cara.
Mientras gritamos tantas guarradas que los vecinos pillan infecciones de oídos.
Me miras y me haces aflojarme la bragueta.
Tú tan tú, yo caliente y medio.